domingo, 29 de agosto de 2010

Cuando quiero llorar, lloro.

     Un par de meses atrás tropecé por casualidad con una antigua compañera de clases.  Los años la habían tratado bien, lo cual no parecía haber sido mi caso.  Tardé varios segundos en hacerme reconocer.  Cuando por fin su mirada pudo traspasar mi piel arrugada, mi corta barba canosa y mi incipiente calvicie,  junto a  una enorme sonrisa suya y un fuerte abrazo de mi parte,  nuestros mutuos recuerdos nos llevaron treinta y pico de años atrás en el tiempo.  A los cinco minutos nos encontrábamos charlando animadamente en una pequeña e íntima cafetería del centro de la ciudad.  Yo le relaté un breve recuento de mi calmada vida, linda familia y aburrido trabajo.  Ella lloró todo el tiempo. y me sentí culpable.  ¿Por qué lloras, amiga?, le pregunté.  Lloro de felicidad, me dijo.  Siempre he llorado, y siempre lloraré, me aseguró.  Lloré cuando nací, con la primera nalgada, continuó, y lloré el primer dia que fuí al colegio.  Lloré cuando una amiguita me pegó, y llore cuando le devolví el cariño.  Lloré cuando mi primera ilusión no me miró, y lloré cuando le di un puntapié para que no volviera a ignorarme.  Lloré cuando murió mi gatito, y lloré cuando me regalaron un perrito.  Lloré cuando terminé la primaria, y lloré cuando se terminaron las vacaciones.  Lloré cuando se divorciaron mis padres, y lloré cuando mi madre volvió a casarse.  Con mi madre lloré el dia de mi boda, y con mi primera ilusión, todavía mi marido, lloré en nuestra luna de miel.  LLoré al nacer mi primer hijo, y lloré cuando murió mi abuelita.  He llorado toda la vida, de alegría, de depresión o de tristeza, pero no me arrepiento de ello.  No me arrepiento de lo que he hecho y por lo que he llorado,  pero si puedo arrepentirme pore lo que he dejado de hacer, o por quién he dejado de llorar.   Logicamente nos despedimos con un fuerte abrazo, y con los ojos llenos de lágrimas.  Desde ese dia, cuando quiero llorar, lloro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario